Esta escultura, que se conserva casi completa, evidencia la habilidad técnica del artesano en el trabajo de barrena para lograr los pliegues de la túnica. El gesto matriarcal de la figura y la riqueza de su atuendo nos hacen pensar en algunas de las divinidades femeninas con rango superior. Los nombres de Hera y Deméter -del Panteón helénico-, y el de la Gran Diosa Madre Cibeles -divinidad frigia que contaba con numerosos adeptos en el Ática- son las probabilidades más cercanas de identificación. Junto con Torso de Artemisa, es el único exponente escultórico de las Salas de Arte Romano que ofrece algún ejemplo de vestuario.